Ir de librerías puede ser todo un quebradero de cabeza. Especialmente cuando no sabes muy bien qué leer y te acompaña, como a mí, algún que otro prejuicio (ignorar novedades editoriales, creer que algunos clásicos tienen su época del año, ciertas nacionalidades…) Afortunadamente en una de estas excursiones dejé aparcadas estas ideas y cogí un libro de Ian McEwan, autor de prestigio en cuya novela se basó Expiación, película que protagonizó Keira Knightley.
El libro seleccionado no fue Expiación, sino Sábado (Anagrama, 2008), narración que describe el día festivo de un neurocirujano que en mitad de la noche es sorprendido por la visión de un avión en llamas desde su dormitorio. Este hecho parece no afectar a la rutina de Henry Perowne (protagonista de la novela) que ese día irá a jugar su habitual partido de squash. En el camino se topará con una manifestación en contra de la guerra de Irak, post Torres Gemelas, que le hará desviarse de su trayecto habitual…
A través de situaciones familiares y momentos de crisis la voz del protagonista nos invitará a reflexionar sobre nuestra historia reciente, nuestros miedos y nuestra forma de vivir en el mundo y en familia.
Excelentemente narrado, ágil (incluso en los momentos más densos, como cuando relata operaciones cerebrales) y directo. La historia pierde parte de su intensidad por un final (para mi) quizás algo inverosímil, aunque perfectamente urdido
Sábado de Ian McEwan, descargar
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febrero 2nd, 2012 at 18:57
En serio, me sorprende de esta página que proponéis libros y autores de los que me gustan, y realmente no es fácil, ya que es complicado coincidir con el gusto lector de otra persona. Me gusta Ian McEwan, así como Julian Barnes y Martin Amis.
Aunque sábado me gustó mucho, mi preferida era “expiación”, hasta que hace unos pocos días cayó en mis manos “Chesil Beach”. Es una novela cortita que habla de una pareja y su noche de bodas. Pese a que el nudo de la historia está en esta boda un poco traumática para los dos, te lleva alrededor de ellos y su vida, sus respectivas familias, su infancia, su encuentro… aunque el tema no me atraía demasiado, reconozco que lo disfruté.
Es como los buenos vinos y las buenas conversaciones que las disfrutas casi más recordándolas.